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"China reabre el turismo en Tibet y muchos monjes desaparecen
Aunque el régimen chino quiere dar una señal de que todo volvió a la normalidad en la región, los controles policiales continúan omnipresentes y se reportan indicios de desapariciones masivas
Un monje camina por el monasterio Sera el pasado 22 de junio, en Lhasa, Tíbet. (Guang Niu/Getty Images)
Las autoridades chinas anunciaron que abrirían nuevamente el Tíbet al turismo internacional, que ha estado completamente inaccesible para los turistas extranjeros y los miembros de la prensa desde que estallaran las violentas protestas en marzo.
La agencia de noticias Xinhua, controlada por el régimen, informó que los turistas internacionales pueden viajar a Tíbet a partir del pasado 25 de junio, aunque se espera que el alcance del turismo sea bastante limitado.
La movida de reabrir la lejana provincia occidental pretende ser una señal al mundo de que Tíbet ha vuelto a la normalidad como consecuencia del paso del relevo de la antorcha Olímpica en Lhasa. Sin embargo, los numerosos controles de seguridad y la aparente desaparición de monjes son un indicio de que no todo marcha bien en la capital tibetana.
Durante el relevo de la antorcha Olímpica, que pasó por Lhasa durante tres horas el 21 de junio, se informó que la ciudad se encontraba bajo un cierre virtual. Los periodistas extranjeros con permiso para visitar la región fueron escoltados a través de media docena de controles de seguridad, y el público – rebosante de banderas comunistas – parecía ser una selección de los predominantes chinos Han.
Según informes de distintos medios, se mantuvo enormemente alejados de la ruta de la antorcha a los tibetanos locales, y les dijeron que se quedaran en sus casas, cerraran las ventanas y vieran la antorcha por televisión.
Durante la ceremonia de clausura del relevo de la antorcha, Qin Yizhi, líder del Partido Comunista de Lhasa, declaró, “Estamos convencidos de que el relevo de la antorcha de los Juegos Olímpicos de Beijing en Lhasa reavivará el espíritu patriótico de la gente. Seremos capaces con toda seguridad de machacar los planes separatistas de la banda del Dalai Lama” - una opción de palabras inusual, dado el desprecio previo del régimen comunista hacia las críticas de derechos humanos que “politizaban” los juegos.
Sin embargo, después de pasar la antorcha, la seguridad continúa siendo extrema en la capital. Según informes, los controles policiales son omnipresentes, comprobando y registrando las tarjetas de identificación que se les exige llevar a los monjes.
Con la acrecentada seguridad, los monjes de Lhasa parecen haber disminuido drásticamente en número. Informes de medios extranjeros con permiso para estar en la capital sugieren que los monjes han estado casi completamente ausentes de las calles de Lhasa, y solo unos pocos permanecen en los monasterios budistas.
Para el diario canadiense Globe and Mail, Geoffrey York informó que, en el segundo monasterio más grande de Tíbet, el Sera de Lhasa, sus usuales 550 monjes han desaparecido de la vista. Sólo quedan unos diez que responden con sequedad a las preguntas de los medios antes de que los oficiales de seguridad se los lleven rápidamente.
“Hemos recibido muchos informes de trenes cargados con monjes que son trasladados fuera de Tíbet, quieren llevarlos fuera del escenario”, dice Ben Carrdus, un investigador experimentado para la Campaña Internacional por Tíbet en Washington. “Estos periodistas están volviendo con las primeras pruebas que corroboran la magnitud de esto”.
En cuanto a la aparente desaparición de monjes en torno al relevo de la antorcha Olímpica, Carrdus dice que aún no hay ninguna explicación definitiva.
“No está claro que hayan sido detenidos. [...] Podría tratarse de que a muchos monjes de estos monasterios se les ha dicho simplemente que vuelvan a las zonas de sus hogares si no tienen la tarjeta de identificación requerida”.
Amnistía Internacional exigió que las autoridades chinas den información sobre los más de 1.000 tibetanos que han sido detenidos desde marzo, señalando en una nota de prensa que “hay muy poca información saliendo de Tíbet, pero la que tenemos pinta un espantoso cuadro de detenciones arbitrarias y abuso a los detenidos”.
Las autoridades chinas dicen que el informe de Amnistía “no tenía ni una pizca de credibilidad”. Pero un oficial veterano dijo que ellos habían liberado a 1.157 de las 1.315 personas detenidas.
El Gobierno Tibetano en el exilio estima que al menos 209 tibetanos han sido asesinados desde que estallaron las manifestaciones en marzo contra el régimen comunista chino. "
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