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domingo, 24 de febrero de 2008

"de segundo, carton ondulado a las finas hierbas estilo provenzal-industrial..."

No negare que a pesar de lo mucho que ya me gusta China, su talon de Aquiles (o uno de ellos) me sigue pareciendo su aspecto higienico-sanitario, al menos, por cuanto a la nula dureza o control de su sistema alimenticio. La severa vigilancia que viven los hosteleros en España, con periodicas revisiones, con mil normas para garantizar la perfecta higiene en los alimentos hasta su consumo final, no es imitada por el pais asiatico o al menos, no lo parece.

He visto varios "atentados" contra la salud publica y sin demasiado esfuerzo. Y eso anima a creer que si existe un organismo que vigile esas cosas, uno piense que andan todo el dia holgazaneando y jugando al mayong en vez de estar en lo que hay que estar. O en realidad, yo ni siquiera creo que exista tal organismo pues es demasiado descabellado creer que alguien sea tan animal si de verdad existe la posibilidad de que alguien le pueda multar por sus malas artes.

Los corderos, abiertos y colgados en medio de la acera ahumandose con los coches lindantes. El hombre que cortaba las patatas en el suelo para luego venderlas en su puesto dentro del mercadillo de frutas y verduras... Una rata paseando a placer por las paredes de uno de los mas lujosos restaurantes de Dongguan...

O no existe control, o si existe es muy poco exigente o diligente.

Y por mucho que afloren noticias, mas habituales de lo que China quisiera pero en numero muy infimo a lo que la realidad hace pensar que deberian... y que le dan mala imagen en general, yo creo que son mas "cabeza de turcos" para hacernos creer que de verdad en China existe control sanitario que otra cosa.

Lo del Colgate que un funcionario trapicheo y que acabo ajusticiandolo a muerte. Lo que ocurrio hace poco con las empanadillas vendidas a Japon, comida para mascotas... y ahora aparece el timo de dar carton por pollo.

Creo que con esto, parece que haya control y todo, pero soterradamente yo creo que mas bien reflejan la pachorra con la que los tenderos operan al amparo de la nula observancia de leyes y protecciones al consumidor y a la salud publica. Si de veras controlaran, yo creo que aparecerian casos hasta debajo de las piedras. Dudo que un 1% de los establecimientos superase los ferreos controles españoles.

Aqui os amplio la ultima noticia aparecida en este aspecto:




"Pekín, (EFECOM).- Un trozo de cartón y unos bollos de pan hervido han bastado en China para crear otro escándalo por la supuesta mala calidad de los alimentos y medicinas del país asiático, un caso que esta vez, además, amenaza con acabar con fuertes críticas al Gobierno y a los medios de comunicación.

El escándalo está creando tanto ruido como en otros países ha ocurrido con la comida para mascotas importada de China (responsable según Washington de la muerte de perros y gatos) o los dentífricos con el tóxico dietilenglicol, pero con los bollos no sólo hay fabricantes en la picota, sino también Gobierno y periodistas.

Todo comenzó cuando la televisión local pequinesa BTV emitió, el pasado 8 de julio, una noticia en la que se acusaba a un restaurante de Pekín de usar cartón como falso relleno de unos bollos hervidos chinos llamados "baozi", una de las comidas más sencillas y populares de la gastronomía oriental.

Tres días después, la noticia fue emitida por la estatal CCTV, escandalizando a todo el país.

Un periodista de la televisión pequinesa, con una cámara oculta, entrevistaba a unos cocineros del restaurante, que contaban el engaño.

Incluso se mostraba cómo ponían el cartón en una palangana con agua y sosa cáustica para que, una vez mojado y arrugado, adquiriera una textura similar a la carne con la que se rellenan habitualmente los baozi.

El programa causó conmoción en los telespectadores, provocando una bajada en el consumo de estos bollos, muy habituales en los desayunos de millones de chinos, y miles de comentarios críticos en foros de internet.

No sólo la noticia en sí ha causado impacto social, sino también la reacción de las autoridades policiales, que una semana después, el 19 de julio, anunciaban a través de comunicados urgentes en la agencia Xinhua que la noticia era falsa y el periodista responsable de ella, Zi Beijia, había sido detenido.

Al día siguiente otros seis responsables de BTV eran sancionados, y la oficialista Asociación de Periodistas de China (ACJA) aseguraba que la noticia "violaba severamente la ética periodística" y hasta "dañaba gravemente la reputación del Estado".

Lo sorprendente es que los consumidores aseguran que no se creen las últimas informaciones de la prensa estatal, y todavía piensan que la historia de los bollos de cartón es cierta, pero que está siendo enterrada por la policía y el Gobierno para intentar frenar la oleada de escándalos.

Un taxista pequinés apellidado Liu aseguró a la prensa china que ha hablado mucho últimamente con sus clientes del escándalo de los baozi y "no sólo yo, sino muchos de ellos creen que no se trata de una falsa noticia",

Según los consumidores -cuya incredulidad es reflejada hoy, curiosamente, por la agencia oficial Xinhua- Pekín quiere borrar todo indicio de escándalo porque ya son muchos los que está afrontando a nivel internacional.

Acusaciones de productos en mal estado, contaminados o tóxicos llueven en Panamá, EEUU, la Unión Europea, Filipinas o Japón, entre otros, mientras Pekín pide sobre todo a Washington que pare las informaciones exageradas sobre estos temas.

Los consumidores se han extrañado también de la excesiva información sobre la supuesta falsedad del escándalo, ya que han sido numerosos los artículos a nivel nacional criticando la actitud del reportero Zi, pese al carácter local de la noticia.

La caída de la demanda de baozi, uno de los alimentos básicos de los chinos, ya ha producido ligeras subidas de precios del producto en algunos establecimientos, lo que hace temer a las autoridades que influya en el alza general de los precios (y podría haber motivado la dura actitud oficial contra el reportaje).

La inflación china se encuentra ahora en el 4,4 por ciento, el nivel más alto en tres años, y lleva cuatro meses por encima del 3 por ciento, límite que Pekín se había propuesto no superar este año.

El Gobierno chino siempre vigila con celo el precio de los alimentos más baratos y habituales: esta semana, por ejemplo, también se pidió a los restaurantes de todo el país que ni se les ocurra subir el importe de los "fideos de Lanzhou", una conocida especialidad de pasta china.

Pekín, una vez más temerosa de la inflación, argumenta también que estos fideos, originarios del noroeste chino, son un auténtico patrimonio gastronómico y hay que proteger su precio para que sigan siendo adquiribles y comestibles por todas las capas de la sociedad. EFECOM

abc/mdo"

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